HARTA DE LOS ARTOS
¡Que he hecho para merecer tu desprecio! ¿O debería preguntárselo?, y es que ¡tiene una mala leche!. No me podéis negar que es un tanto vengativa cuando se cruza en mi camino.
El día de S. Antonio fui con mi marido a Belmonte, es el día de la onomástica de mi padre y creímos conveniente hacer una visita al sitio donde descansan sus cenizas.
Estábamos subiendo camino arriba (al Barredal no llega la carretera), cuando uno de grandes dimensiones nos impedía el paso, conociéndolos como los conozco me ayudé de la “guiada” para ir apartándolo a un lado, en ese instante un movimiento me hizo ver que lo había molestado, intenté pasar y sin previo aviso, el muy traidor me lanzó un latigazo en la espalda, por un acto reflejo con la otra mano le sacudí un corte certero con el “fouzin, pero con el poco aliento que le quedaba el muy rebelde me asestó una buena bofetada y sus púas atravesaron de refilón mi cara; menos mal que fue levemente, porque creo que todos conocemos las heridas de guerra contra la “Rubís Fructicosus”. En mi caso mas que conocer la llevo en mis carnes, a los siete años otra de estas se cruzó en mi camino. En esta ocasión me dirigía con mis padres de Grandas a “A Casía”, casa de mi abuela materna, cuando el sonido de un motor de lancha llamó mi atención, sin pensármelo dos veces me adentré enel Matorral para ver pasar aquella barca embalse arriba, de repente la muy puñetera me dio tal zarpazo en el muslo que la señal de su genio me quedo para el resto de mis días.
A estas alturas creo que todos ya sabréis que hablo de la ZARZA, pues aquí no acaba mi encontronazo con esta rosacea belmontina, de vuelta de la visita, al pasar cerca de ella todavía le quedaron arrestos para amenazarme orgullosamente.
¿Queréis creer que cuando volví estos días ya estaba otra vez impidiéndome el paso mas vigorosa y orgullosa si cave?
Pues eso “harta de los artos” menos a finales de agosto principios de septiembre que es cuando da una satisfacción sus frutos