martes, 25 de mayo de 2010

El albañil y la sombra


Según cuentan algunos vecinos de Robledo (San Martín de Valledor en Pola de Allande), vivía en este pueblo un albañil, que le gustaba dárselas de valiente, y decir que nunca tenía miedo a nada, hablaba por los codos, contaba cuentos, y eso le hacía ser apreciado por los vecinos, pues garantizaba un buen rato cuando se reunían en casa en torno a la lareira. El sitio donde vivía, estaba un tanto alejado del pueblo y rodeado de tanto árbol daba un ambiente especial a las polavilas (reuniones que se celebran en torno al llar de la casa para contarse cuentos en las largas noches de invierno) que se hacían en su casa.
Un día de los suyos, y que cambiaría su manera de ver y sentir las cosas de este mundo, estaba cenando con toda tranquilidad el albañil, un candil por alguna parte, el viejo tronco en ascuas en el que había calentado la cena, por otra, como toda luz. Después de lavar los platos se sentó a echar el último pitillo del día mientras se iba enfriando la casa.
A punto estaba de apagar el candil cuando una sombra indefinible apareció por la pared y apagó la vela.
Aquello, con susto y todo, llevó a nuestro albañil a moverse y solo con el resplandor del llar, buscar cerillas para tratar de encender la vela.
Pero no había manera, lo intentó y lo intentó, todas las veces que le permitió el miedo, ya solo le quedaba una cerilla en la mano. Y así de pronto, algo así como una mano fría, se posó en su cuello.
-Nada que hacer- se dijo el albañil, que entre tanto sobresalto aún guardaba algo de serenidad,- ni cerillas ni velas, ni luz que esta noche si no son los muertos los que rondan, son sus descendientes.
Con algún trastabilleo que otro, se acercó a la puerta y como intentando no incomodar a quien allí hubiera, corrió el pestillo, abrió ligeramente la puerta, y pasó al otro lado. No corrió, pues no quería que los vecinos que a aquellas horas todavía no dormían le vieran el miedo que llevaba en el cuerpo.
Dicen los vecinos que llegó a casa de un amigo, abrió la puerta sin llamar ni decir nada, que se llegó a la cocina , miró a su amigo con ojos de espanto, que quiso hablar pero no pudo y que se desmayó.
El amigo trató de animarle, y dándole unas tortas en la cara logró espabilarle, pero por el rostro del albañil, caían unas lagrimas sordas y mudas como nunca había visto y muchas nuevas arrugas habían aparecido.

lunes, 17 de mayo de 2010

El Cuco


El cuquiello es pájaro solitario y esquivo, cuya presencia se nota por su canto en primavera,
El cuco se ha ligado a la superstición y quien quería saber el tiempo que le quedaba de vida iba al bosque a preguntar y según los cucús que escuchara, tantos años le quedaban por vivir. De igual modo, una joven podía saber los años que le faltaban para poderse casar
"Cuquiellu, barbiellu, barbes d'escoba: ¿Cuántos años hai d'equí a la mio boda?" y "Cuquiellu marmiellu, rau de perru, ¿Cuántos años hai d'equí al mio entierru?"
“si entre marzo y abril non vengo,contaime muerto o al rey sirviendo”
“el día cinco de abril, el cuco tién que venir, y sino bien, novedá tien.
; también hay refranes sobre el tiempo: canta el cuco tiempo enjuto; si canta el cuco luego vendrán el grano y el suco; tanto deja el cuco de cucar como segadores de segar
También dicen que el cuco no te puede pillar en ayunas, es mala señal ni sin dinero en el bolso, entonces dicen te capó el cuco y no entrará dinero en casa, ósea que será un mal año.
La presencia de esta ave y su canto indican al labrador que ha llegado la hora de sembrar.
Si canta el cuquiellu, siembra aunque sea con capiellu
Canta el cuquiellu, agua pa’l maiz
Se va de Asturias a últimos de junio:
Por San Juan marcha el cuquiellu y bien el tabán

domingo, 9 de mayo de 2010

chao san martin

Buscan arqueólogos gallegos para el castro de Grandas
El contrato sería por dos meses para trabajos de excavación en el yacimiento asturiano de Chao Sanmartín, según explican los expertos contactados


LA NUEVA ESPAÑA

S. M. MARQUÉS - OVIEDO El Gobierno asturiano ha emprendido a través de Francisco Cuesta, ex director de las excavaciones de la Campa Torres y actual director del Museo de Grandas, movimientos encaminados a la contratación en Galicia de arqueólogos para desarrollar futuras excavaciones en el yacimiento de Chao Samartín. Así lo han confirmado algunos de los sondeados por el equipo de Cuesta y el geólogo Jesús Jordá.
Disparar al mensajero suele ser una medida poco efectiva para solucionar un problema, y totalmente desacertada si uno además se equivoca de correo. Eso es lo que acaba de suceder en la Consejería de Cultura de Asturias donde llevan tiempo apuntando en la dirección equivocada. Un ejemplo claro lo ponen de manifiesto los últimos hechos ocurridos en torno al castro del Chao Samartín, cuyos damnificados son precisamente profesionales expertos que llevan más de una década trabajando en el yacimiento, convirtiéndolo en referencia indiscutible en el mundo de la cultura castreña.
Algunos de los expertos que han sido contactados en Galicia para su incorporación a las tareas de excavación del Chao han señalado que el contrato ofrecido por Francisco Cuesta y Jesús Jordá es para dos meses de trabajo. Cabe señalar que Jordá es el impulsor de una campaña en la red de apoyos a Cuesta en la que le absuelve de cualquier responsabilidad en relación a las piezas procedentes de las campañas de la Campa Torres y localizadas en un semisotano en estado de abandono.
Ni Ángel Villa Valdés, coordinador de las excavaciones y arqueólogo adscrito al servicio de Patrimonio de la Consejería de Cultura del Principado ni su equipo han recibido comunicación alguna sobre una sustitución que por el momento sólo indican los hechos. Porque a la búsqueda de arqueólogos en Galicia se suma la sustitución por parte del Ayuntamiento de todas las cerraduras del museo del Chao Samartín y del laboratorio arqueológico para evitar el acceso del equipo a las instalaciones y la colección arqueológica que alberga.
El castro de Grandas es lo que se suele llamar "una perita en dulce" para cualquiera que sienta atraído por la arqueología. Es uno de los castros que se incluyen dentro del Plan director de la Cuenca del Navia, impulsado en 1997 por la Consejería de Cultura de Oviedo. A los vestigios de la Edad de Hierro se suman los más numerosos del poblado romano que culminan con el hallazgo en los últimos años de la domus (casa señorial) construida durante el siglo I y la única que se conserva en Asturias