jueves, 16 de agosto de 2012

L'AIRÓN




Siendo como soy una ignorante en temas arqueológicos no se entiende y no entienden mi curiosidad e inquietud en todo lo referente a "esas piedras viejas", a los topónimos de los lugares de mi infancia, a las leyendas e historia que envuelven a nuestra tierra. ¡que le voy a hacer! desde niña mis ojos miraron más con la fantasía que con la fría y concienzuda realidad.
Me solía pasar sobre todo, cuando subía por aquel empinado y sinuoso camino empedrado que me llevaba a la casa de mi abuelo en Belmonte de Miranda. Aquellas piedras del camino hacían volar mi imaginación y creía oír los pasos de soldados romanos en cada curva, ya que estaba empecinada en que era un camino romano como la calzada que cruzaba la Mesa al otro lado de la montaña frente con frente de donde yo me hallaba Pero seguro que este viejo camino estaba mucho antes de la llegada de los invasores.
En aquellos años setenta tenía especial predilección por un pequeño prado rodeado por castaños y abedules la lado de la fuente del Sierro, donde de muy mala gana entraba el sol. solo por la mañana un ratito. Debía ser esta la razón por la cual sus pastos eran de un verde intenso, y el predilecto de mi abuelo para que su ganado pastase. Se llamaba L'Airon, nada me hacía presagiar su significado, simplemente era el Airon, pensaba ingenuamente que podía ser porque le daba el aire del Norte
Cual no fue mi sorpresa cuando rebuscando en libros sobre la historia de esta tierra dí con el nombre de un dios que era adorado antes de la llegada de los romanos, un dios que ellos respetaron a los de estos pueblos, un dios relacionado con el inframundo, con los pozos y lagunas, con simas, con lo positivo y negativo, con la muerte, ese lugar donde las religiones precristianas creían que iban a parar las almas de los muertos, Airón. ¿Sería esa la razón por la cual el bello se me erizada y un frío me recorría la espalda cada vez que abría aquella canciella?