miércoles, 21 de abril de 2010

Halladas en el búnker de la Campa Torres más de 20.000 piezas de las excavaciones El ex director del yacimiento y actual responsable del Museo de Gran



El ex director del yacimiento y actual responsable del Museo de Grandas de Salime atribuye a la gerencia del parque el mal estado del material encontrado

noticia de La Nueva España

Oviedo, M. S. MARQUÉS

El grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres de Gijón, un conjunto de más de veinte mil piezas, entre las que se encuentran bronces, cerámicas y otros elementos exhumados de las construcciones castreñas, fue localizado hace unos meses en una especie de zulo clausurado en la zona del antiguo búnker del actual museo.

El paradero de una parte importante de la colección procedente de las excavaciones de la Campa era una de las incógnitas más comentadas del mundo de la arqueología asturiana, si bien nunca se cursó denuncia alguna que pudiera arrojar pistas sobre su localización.

Las excavaciones del yacimiento castreño de la Campa, dirigidas por el fallecido José Luis Maya y por Francisco Cuesta, actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, se iniciaron a mediados de los años ochenta para finalizar a finales de los noventa. En ese tiempo ambos firmaron diferentes artículos dando a conocer la tipología del yacimiento. En alguno de ellos se hace el estudio de piezas cuyo paradero se desconoce aún hoy, como es el caso de las ánforas.

Francisco Cuesta niega cualquier responsabilidad sobre lo sucedido, aludiendo a los más de diez años que lleva sin pisar la Campa Torres. «Hace mucho que no voy por allí, casi milenios, por tanto no sé qué se hizo con los materiales que depositamos en una especie de almacén. Estaban en perfecto estado y recogidos en bolsas y cajas», declaró a LA NUEVA ESPAÑA. A Cuesta no le sorprendió el hallazgo porque «sabía que estaban allí», lo que el arqueólogo dice desconocer es el estado en que se encontraron, responsabilidad que atribuye a la actual directora de Museos del Ayuntamiento de Gijón, Paloma García.

Los cientos de cajas con las piezas de la Campa se localizaron tras descubrir una puerta que se encontraba oculta tras un armario. Una vez abierta, la escena que ofrecía no era la propia de un depósito arqueológico, sino más bien cientos de cajas apiladas y revueltas que llenaban la totalidad del espacio. La humedad y el abandono hicieron el resto, pudriendo etiquetas y deshaciendo paquetes, con el consiguiente perjuicio para la clasificación y contextualización de los materiales.

Paloma García, que lleva la gestión del parque de la Campa Torres desde el año 2000, desconocía el paradero de las piezas. «Me ocupo del parque, pero los responsables de los materiales procedentes de una excavación son los arqueólogos que la dirigen, así lo recoge la ley de Patrimonio». «Ellos son los responsables hasta que hacen la entrega y en este caso ni el Ayuntamiento de Gijón ni la Consejería de Cultura tenían constancia de su entrega».

La responsable del parque afirma que los arqueólogos no dieron parte oficial del depósito a ninguna institución, como era su obligación. Paloma García asegura que el Ayuntamiento de Gijón es especialmente cuidadoso con las colecciones arqueológicas, de las que siempre se hace un inventario para después, en la mayoría de los casos, hacer un seguro a las piezas. Pone como ejemplo las procedentes de las excavaciones de la fábrica de salazones, de Veranes o Cimadevilla, yacimientos cuyas colecciones se custodian en las mejores condiciones, tras ser depositadas por los responsables de la excavación.

Las piezas ahora localizadas son de vital importancia para situar cronológicamente el yacimiento, aunque la falta de clasificación las descontextualiza e impide saber su localización estratigráfica. Las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones.

viernes, 16 de abril de 2010

¡Uyyyyy que me quemé!


Otro cuentin sobre el trasgu o trasno para deleite de los amantes de la mitología asturiana
Huy que me quemé!
Vivía en Villarpedre un matrimonio sin retoños; en las noches de invierno, después de cenar, el hombre se marchaba a “conceyar” a casa de un vecino y mientras tanto, la mujer amasaba una torta y la ponía cocer el la llareira; mientras cocía la mujer se ponía a filar lino acurrucada en el banco.
Cuando la torta estaba en su punto el trasgu que estaba en la cuña esperando el momento, bajaba por las “calamiyeres”, cogía la torta y se iba por el camín que había venido cantando:
-ja ja ja ja ya te la pegue. Ja ja ja ja ya te engañé.
Y esto ocurría una noche y otra también, sin que la pobre mujer se atreviera a decirle nada al duende bromista, pero una vez se puso de acuerdo con su marido para que éste se quedara hilando, vestido con la ropa de su esposa, y poniendo una piedra en vez de la torta.
A la hora acostumbrada se asomó el trasgu a la arandela de la cuña y quedo sorprendido al ver que la hilandera tenía barba. Sin atreverse a bajar, como otras veces, dijo ahuecando la zoz:
-oye, ¿ties barba y files?
-Si
-¿Files y non salives?
-Si
-¿Quies que coya la torta?
-Coyela si quies
Entonces bajo muy contento cogió la piedra candente, soltola con un espaviento y marcho gritando
-¡huy que me queme! ¡huy que no te engañé!
Y tardó mucho tiempo en volver, pero mucho mucho tiempo, ya que a las trasgos en raras ocasiones se les puede echar de casa.

miércoles, 7 de abril de 2010

El Sumiciu


Esta vez voy a hablaros de un ser algo desconocido aunque muy arraigado en muchos dichos asturianos
El Sumiciu es un duende hogareño, con muy mala uva, tiene baja estatura con pies enormes;su aspecto es aniñado pero con muchas arrugas en su rostro y grandes bigotes gatunos, en sus manos luce grandes uñas. Viste de rojo y negro.
Puede ser muy amable y servicial con la gente que le cae bien pero malvado con quien le trata despectivamente.
El nombre de sumiciu parece proceder de sucrem, cuyo significado es despojar, apropiarse de lo ajeno, por eso hace desaparecer los objetos en la casa, hasta los que acabamos de colocar o tener entre nuestras manos.
Suele vivir en las casas de personas ya mayores, de donde se esfuman los objetos sin que se le encuentre explicación. -¡Llevomelo el sumicio!
También en algunas zonas de asturias se le culpa de la enfermendad de los niños, cuando estos estan desmejorados y adelgazan sin encontrar el motivo -¡a esti neñu entroi el sumiciu.
Espero que por vuestro bien no se cruze en vuestro camino.
¡Haxa salú!