martes, 1 de junio de 2010

El Mojón


Había una vez un sastre que trabajaba de pueblo en pueblo por la sierra de Arcello. Una noche, despues de varios días fuera de su casa decidió ir a dormir en ella allá por Vigaña, los vecinos del pueblo que le acogió le aconsejaron que no se adentrase por la noche en aquellos parajes, diciendoli que en la Senra se oían quejas y lloros.
Haciendo oidos sordos a las advertencias, se adentró por la Senra dirección a Vigaña, al poco, por el camino, a sus espaldas empezó a oir unas lamentaciones, cuanto más aceleraba el paso, parecía que las lamentaciones estaban más cerca, vió de reojo una sombra y se paró en seco, hizo un circulo en el suelo con las tijeras y se metió dentro.
La sombra viendo el miedo en el hombre, le calmó diciendo:- no tengas miedo hombre solo quiero que me hagas un favor-
Así aquel alma le empezó a contar que tenía que ir a casa de su hermano y volviera el mojón a su sitio de cierta tierra que él habia cambiado para engañar a otro vecino, ya que desde que había muerto esa fechoría no le dejaba descansar en paz ya que tenía remordimientos por lo mal que se había portado.
El sastre al día siguiente hizo el encargo y nunca más se volvió a oir aquellas terribles voces por la sierra.

4 comentarios:

María del Roxo dijo...

Las historias sobre apariciones de difuntos a sus familiares y amigos para "cambiar el marco de alguna leira" (como decimos en Ibias), son muy frecuentes. Lo divertido, además, es que en los distintos pueblos se da nombre y apellido a las personas que los vivieron y por alguna extraña razón, los sastres a menudo tenían protagonismo en estos encuentros...

abueloscrisytoño dijo...

Es agradable recibir visitas como la tuya y más si ese alguien es asturiano (gallegos y asturianos primos hermanos) me encantan las historias que cuentas, en Galicia también existen muchas muy parecidas es magnifico encontrarse con gente como tú que nos hace pasar un rato agradable leyéndolas.

Por todo lo que he leído en este blog quisiera mandar un mensaje de apoyo a Pepe el ferreiro, un hombre que dedica su vida a recopilar en un museo etnográfico la historia de un pueblo merece todos mis respetos.
Un abrazo y hasta pronto
A.Cris

J. J. Maroñas dijo...

El pueblo que pierde sus raíces está condenado a vivir en la niebla de la ignorancia.

Un placer disfrutar de estas historias, salidas de la universidad de nuestras gentes y trasmitidas de boca en boca.

Gracias por compartirlas, y en mi caso, por acercarme desde otra tierra a ese rincón de Asturias a través de tus mirada.

Un saludo.

Xibeliuss dijo...

Preciosa historia. Estos cuentos de aparecidos y fantasmas tienen un afuerza tremenda.
Saludos.