DESCUBRIENDO CEZANA
Según van pasando los años, todos los recuerdos de la niñez se engrandecen, todo queda idealizado, y raras veces al volver al lugar se empequeñece, Pueden ser cosas de la infancia, pero por poner un ejemplo yo veo ahora este pueblo desde el Sierro de la misma manera
Miraba el camino de Cezana desde la cabaña de mi abuelo con tanta atención que se convirtió en el más atractivo de los misterios…Y es que hay sitios que provocan un extraño magnetismo, no conocía Cezana ¡y estaba tan cerca! El sendero empinado me decía donde, pero la incertidumbre de lo desconocido me retraía, y esperaba el cuando.
Uno de los primeros recuerdos que tengo, casí perdido en la memoria es ver subir a “la muda” con su burra cargada, y su saludo a mis abuelos, la invitaban a beber agua fresca y seguía su camino ese camino que yo no me atrevía a explorar.
Cezana seguía siendo para mí algo al alcance de la mano, pero que se alejaba como queriendo esconderse de intrusos. No sé porque aquella senda me imponía, no faltaban los misterios, como la muerte del monje de Sta María de Lapedo, de nombre Don Julián , que al parecer apareció al otro día de la fiesta de San Bartuelo sin vida en “aquel camino” hace cientos de años; o las historias de estos monjes que mi abuelo me contaba mientras subíamos lentamente la empinada cuesta de Belmonte al Barredal, en el cruce de Faidiello y Cezana (La Noceriega) -“andar de día que la noche es mía”- decía que le había contado su abuelo cuando se encontró con ellos llevando faroles al oscurecer en el mismo lugar donde me daba un vuelco el corazón cada vez que me asomaba.
Y así pasaron los años, el camino seguía con su misteriosa sonrisa burlona, cuando lo miraba, hasta el año pasado, por fin conocí el pueblo, por fin la misteriosa Cezana se abrió a mí, fue en una excursión de la “Asociación Fontevilla” y no me defraudó, tal como la imaginaba, es la aldea asturiana con mas encanto misterio y belleza que he conocido.
¡Puxa Cezana!
¡Puxa San Bartuelo!
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